Por MV Julio Reggi,
Asesor Técnico Externo
Hacia el 2050 el mundo tendrá un notable aumento en la población, especialmente en el sector de clase media, que se estima alcanzará los 3 mil millones. Esto provocará un aumento de la demanda de carnes, leche y huevos en alrededor del 60%. Sólo en carnes se requerirá un aumento en la producción del 43%. Sin lugar a duda para los países que integran el Mercosur, la Argentina en particular, es una gran oportunidad sobre todo en carnes rojas. Pero ese mercado será exigente sobre todo en lo referente a inocuidad alimentaria (residuos), salud pública (toxicidad/seguridad), salud animal (bienestar animal), y medio ambiente (contaminación).
Pero… está la garrapata
En la Argentina, el área de dispersión natural (hábitat) de la garrapata común del ganado (Rhipicephalus m.) ocupa una superficie de 80 millones de hectáreas, de las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Formosa, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y Jujuy, parasitando no menos de 15 millones de cabezas.
Esta distribución varía según las condiciones, básicamente temperatura y humedad, entre “zonas favorables” para el desarrollo, “zonas intermedias” y “zonas desfavorables”. En las zonas favorables (Misiones, Corrientes, norte de Entre Ríos, este de Chaco, este de Formosa y Noreste de Santa Fe) pueden ocurrir entre 4 y 5 generaciones al año, con altas tasas de contaminación de los pastos debido a la alta viabilidad (80%) de los huevos que pone cada Teleogina (hembra adulta ingurgitada que cae a poner huevos) y al nacimiento de larvas todos los meses, con dos picos bien pronunciados, uno en primavera (septiembre, octubre y noviembre) y el segundo en otoño (febrero, marzo, abril y mayo). Estas altas contaminaciones de los pastos se reflejan en altas tasas de parasitación en los animales. En las zonas intermedias (zonas más al oeste un poco más secas o hacia el sur con menos temperatura) pudiendo ocurrir dependiendo la zona entre 2 y 3 generaciones, con menor viabilidad de los huevos, menor contaminación de los pastos, menor parasitación, y en el caso del NOA ya no hay dos picos de nacimientos sino una sola curva que arranca con las primeras lluvias (noviembre/diciembre) hasta abril/mayo.
La garrapata es para la producción ganadera en zonas tropicales y subtropicales del mundo entero, la mayor limitante para tener una ganadería eficiente, rentable y sustentable.
Provoca cuantiosas pérdidas económicas, empezando por las provocadas por ser vector de Babesia bovis, Babesia bigémina, y Anaplasma marginale, la “Tristeza Bovina”, con altas tasas de morbilidad y mortalidad. Es importante destacar que, según estudios de los últimos años, en la mayoría de los rodeos del norte testeados hay “inestabilidad enzoótica”, es decir ya no son inmunes, y con respecto a Babesia sp ya no se puede garantizar que, porque está en zona de garrapata, sea un rodeo inmunizado. Pero la pérdida más importante y muchas veces no percibida como tal, es la disminución en la ganancia de peso, un animal con altas tasas de parasitación promedio por día, que puede alcanzar 400 teleoginas/día, en situación de ausencia de control o control deficiente y eso hace que deje de ganar hasta 80 kilos/año. Esto impacta directamente en la “eficiencia” de un rodeo, al hacer que la recría de hembras no gane lo que tiene que ganar para llegar con el peso adecuado a su primer servicio lo antes posible o que un ternero que va a invernada logre un peso adecuado para venta más rápido. Además, disminuye la condición corporal de la vaca que va a entrar a servicio, muchas veces con ternero al pie, con lo cual los porcentajes de preñez no van a ser buenos. También hay que tener en cuenta el estrés fisiológico y nutricional que provocan durante el servicio los picos de nacimientos de larvas; estas parasitaciones explosivas e intensas generan tanto estrés que provocan interrupciones en el ciclo, atrasando la preñez por 90 días y que puede afectar al 10 % de las hembras.
Garrapatas son sólo pérdidas….
Además, las garrapatas tienen la capacidad de generar (por mutaciones genéticas al azar) resistencia a los garrapaticidas, que cuando son usados de manera irracional y con alta frecuencia en un tiempo determinado generan una alta presión de selección de esos genes resistentes, provocando la resistencia a los garrapaticidas.
En la Argentina en la actualidad hay reportes de resistencia a todos los principios activos, sólo la excepción de la isoxazolina lanzada este año.
La vida útil de los garrapaticidas en la Argentina tiene un promedio de 12 años, mientras que el tiempo que le lleva a la industria desde la investigación, desarrollo y llegada al mercado es de entre 15 y 20 años, es decir, la velocidad de la resistencia es mayor que la de la industria.
Entonces, ¿cuál es el escenario de los próximos años?
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